IRLANDA.

LA Isla Esmeralda ha sido, de tiempo inmemorial, el hogar de los deportes alegres, del buen humor y el regocijo.  Sus habitantes son vehementes y se resienten de la menor ofensa fácilmente, son generosos con exceso y perdonan un agravio hasta cierto punto, supersticiosos, devotos y condescendientes. La celebración de la víspera del día de Todos los Santos, el 31 de Octubre, es una fiesta que se aguarda con impaciencia. Numerosos son los juegos en boga. Por ejemplo; echan unas cuantas manzanas en un lebrillo lleno de agua y cada uno, por turno, trata de coger una con los dientes. Si lo consigue es señal de buena suerte en asuntos amorosos.
    Otra diversión de la víspera de Todos los Santos es la manzana y la bujía. Sobre un palo de 18 pulgadas de largo, se sujeta una manzana a un extremo y una bujía encendida al otro. El palo está pendiente del techo, suspendido por una cuerda a la que se hace oscilar de acá para allá, mientras los jugadores, uno tras otro, tratan de coger la manzana con los dientes.
    Uno de los deportes peculiares de los irlandeses, muy característico del buen humor de la raza, es el del "Cerdo engrasado." Se da una untadura al animal de manera que su piel quede extremadamente resbalosa. Luego se le deja correr a sus anchas por entre las filas de los que toman parte en la diversión. Estos procuran agarrar y retener al cerdo con las manos, faena difícil.
    Los irlandeses son famosos en el pugilato. Para ser un buen púgil se ha de tener ojo avizor, dominio de sí mismo, destreza, agilidad y buen temple.